Carta enviada a D.Gonzalo Rodríguez Nevado, director de GIAHSA el día 1 de septiembre de 2012.
Muy Sr. Mío:
Me veo en la desagradable situación de informarle sobre el malestar que existe entre la población de Fuente de la Corcha (Beas) por el pésimo servicio que su compañía GIAHSA presta y que religiosamente pagamos todos los vecinos.
Más concretamente le expondré que las tuberías se rompen semanalmente y de forma reiterada desde hace décadas, sin que se hayan ustedes dignado jamás a darles una solución definitiva. Las roturas se producen con el simple paso de un vehículo que las pise dado a que están enterradas a solo unos centímetros de la superficie y en la zona de rodadura. Como solución más simple y menos costosa, bastaría con desplazar el trazado de las tuberías por la cuneta o borde del carril. Pero cuando no hay voluntad, están demás todos los razonamientos.
Se empeñan sus operarios una y otra vez en reparar los sufridos conductos y poner unas cintas de seguridad para que no se vuelva a pisar la zona afectada, “como si los carriles ofrecieran muchas alternativas de tránsito”. Eso, cuando se dignan a repararlas claro, porque a pesar de la buena intención de los vecinos en avisarles (a un teléfono de pago, por cierto), a veces han tardado hasta una semana en aparecer por el lugar de la incidencia: ahí es cuando se ve a quien le importa el agua y a quien no. A las fotografías que les adjunto me remito, hechas todas el día 1 de septiembre de 2012.
Sepa usted, que saber sí lo sabe pero yo se lo recuerdo, que su compañía proporciona un pésimo servicio, ya que el agua llega con poca presión (si es que llega) y sucia, no apta ni para el consumo humano ni para el servicio doméstico, toda vez que inutiliza y avería termos, lavadoras y otros electrodomésticos. Y si esto que le acabo de decir no le afecta, ya me imagino lo que le preocuparán los litros de agua que se pierden; “ese bien común“ ¿recuerda? Pero eso es lo de menos, dentro de un par de meses nos volverán a subir el recibo y pelillos a la mar.
En sus manos y su conciencia queda solucionar el problema. Atentamente: Luis Marín Santos.
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