El domingo de Resurrección suele estar abarrotado. Ayer
conté más de una decena de reuniones y me sentí orgulloso de que apreciaran y
disfrutaran de nuestro maravilloso entorno.
Pero como ya uno tiene canas, hoy me acerqué a ver los
restos de la fiesta… Sabía que en Pallares había conejos, perdices y ciervos,
ahora veo que también hay “cerdos”, y no pocos.
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